Si estás con alguien que se acaba de desmayar, intenta asegurarte de que esa persona esté estirada sobre una superficie horizontal, pero evita moverla si crees que puede haberse lesionado al caerse (mover a una persona lesionada puede agravarle la lesión).
Aflójale cualquier prenda de ropa que le apriete —en el caso de los varones, como cinturones, cuellos de camisa o corbatas; en el caso de las mujeres solamente el corsé de ser el caso— para ayudar a restablecer el flujo sanguíneo. Levantarle los pies y las pantorrillas colocándoselos sobre una mochila o una chamarra también puede ayudar a restablecer el riego de sangre al cerebro.
Por lo general, cuando una persona se desmaya, se recupera muy pronto. Puesto que es normal encontrase un poco débil después de un desmayo, asegúrate de que la persona permanece estirada durante un buen rato. Levantarse demasiado deprisa puede desencadenar otro desmayo. Acompáñala hasta que esté en condiciones de moverse sin riesgo.
Si la persona tarda un tiempo considerable en reaccionar, lo más recomendable es activar los servicios de emergencia, ya que dicho desmayo puede tratarse de algo mucho más grave y poner en riesgo la vida del paciente. Es urgente que reciba atención médica adecuada.